El CABRITO NO PUEDE FALTAR

Ciudad de México

Por Iván Enrique Aranza Palmero 

En las entrañables festividades navideñas de México, donde la alegría y la unión familiar son el epicentro, un platillo emerge como protagonista indiscutible en la mesa festiva: el cabrito. Originario del norte del país, este manjar asado no solo es un deleite para el paladar, sino que también encarna la rica tradición culinaria que ha trascendido generaciones y regiones.

El cabrito se distingue por la utilización de carne joven de cabra, cuidadosamente seleccionada para garantizar su ternura. Pero lo que realmente eleva este platillo a un nivel superior es la sazón única que impregna cada bocado. Una mezcla de especias autóctonas, donde el ajo, la pimienta y los chiles secos dan vida a una paleta de sabores que resalta la autenticidad de la cocina regional.

La preparación del cabrito es todo un ritual culinario. La carne se adereza con maestría, y el proceso de cocción es llevado a cabo en hornos de tierra, donde la paciencia se convierte en la clave. La lenta cocción permite que los jugos naturales se mezclen con las especias, dando como resultado una textura suave y jugosa que es un deleite para los sentidos.

El cabrito no es simplemente un plato; es un símbolo de unión familiar. Compartir este manjar durante las festividades no solo es un acto de disfrute culinario, sino también un gesto que fortalece los lazos afectivos y crea recuerdos compartidos entre seres queridos. La mesa navideña se llena de risas, historias y la calidez de la convivencia familiar.

El cabrito se sirve acompañado de guarniciones típicas que realzan su sabor. Arroz, frijoles charros, salsas picantes y tortillas recién hechas se convierten en compañeros perfectos para este festín. Cada bocado no solo es una explosión de sabores, sino también una experiencia que celebra la riqueza de la diversidad culinaria mexicana.

La versatilidad del cabrito permite adaptarse a las preferencias regionales. En diferentes partes del país, se incorporan técnicas y condimentos específicos que dan lugar a variaciones que enriquecen la experiencia culinaria. Esta adaptabilidad refleja la diversidad de las tradiciones culinarias a lo largo y ancho de México.

El cabrito en Navidad no es simplemente un platillo; es una joya gastronómica. Desde su sazón única hasta el ritual de preparación, este manjar es una expresión de amor por la cocina y un tributo a la rica tradición cultural mexicana. Cada porción es más que un festín para el paladar; es una celebración de identidad y una manifestación tangible de la magia que impregna las festividades en este hermoso país. ¡Que viva el cabrito, un verdadero embajador de sabor y tradición en la mesa navideña mexicana!

Godínez Viajeros ¿Han probado este platillo? Los leemos en los comentarios.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
×