Ciudad de México
Por Iván Enrique Aranza Palmero
En el preludio de la Navidad, el zócalo de Oaxaca se transforma en un lienzo de vivacidad y creatividad durante la tradicional Noche de Rábanos. Esta festividad, arraigada en la historia de más de cien años, congrega a familias y amigos oaxaqueños en una celebración única y colorida.
Cada 23 de diciembre, el corazón de Oaxaca late al ritmo de esta peculiar tradición. Artífices, horticultores y floricultores convergen para dar vida a una expresión artística singular, utilizando más de 10 toneladas de rábanos como su materia prima. Los días previos a la festividad se tejen con la colaboración y el trabajo en equipo de los participantes, quienes cultivan con esmero las hortalizas que posteriormente esculpirán con maestría durante la Noche de Rábanos.
El clímax de esta tradición se alcanza con la exhibición y venta de estas creaciones, el testimonio tangible de horas de dedicación y esfuerzo colectivo. Los visitantes, en este día especial, tienen el privilegio de sumergirse en el fascinante imaginario oaxaqueño. Desde nacimientos navideños meticulosamente detallados hasta intrincadas reproducciones de toreros, vírgenes, bailarinas y tehuanas, la Noche de Rábanos ofrece un festín visual que captura la diversidad y la riqueza cultural de Oaxaca.
Esta festividad no solo celebra la llegada de la Navidad, sino que también rinde homenaje a la habilidad y pasión de aquellos que, con sus manos talentosas, dan vida a esta expresión única de la identidad oaxaqueña. De esta manera, la Noche de Rábanos deja una huella visual duradera que refleja la profunda conexión entre la cultura, el arte y la celebración en el corazón de Oaxaca. No te lo puedes perder.
