«La Oca: Simplicidad y diversión»

Ciudad de México 

Por Leonardo Resendiz 

El juego de la Oca tiene una historia rica y compleja que se remonta a la Europa medieval, aunque es en México donde actualmente el juego se sigue practicando. Sus orígenes exactos son un misterio, pero se cree que se inspira en antiguos juegos de mesa de la India. Con el tiempo, el juego llegó a España e Italia, donde adquirió su forma y estructura característica. Y por España es que este juego llegó a tierras mexicanas. 

El corazón del juego de la Oca es su tablero, un diseño ingenioso de 63 casillas dispuestas en una espiral. Cada casilla representa una etapa en el viaje del jugador, algunas llenas de emoción y oportunidades, mientras que otras presentan desafíos que ponen a prueba la determinación del jugador. Los números en el tablero indican el progreso, pero las casillas especiales, como el pozo o el laberinto, pueden hacer que un jugador retroceda o avance rápidamente, agregando una capa emocionante de imprevisibilidad al juego. 

El juego de la Oca ha demostrado ser mucho más que un simple pasatiempo; es un tesoro cultural que ha perdurado a lo largo de los siglos. Con su tablero intrigante y su emoción constante, este juego sigue encantando a generaciones y recordándonos la belleza eterna de la diversión sin complicaciones. 

Todos hemos jugado este juego de mesa, con la familia o los amigos y no podemos negar que es divertido, quizás actualmente ya no sea tan común ver a alguien jugar pero cuando la oportunidad se presenta si o si la tomamos. Ustedes Godinez, ¿Han jugado la Oca alguna vez? ¿Ganaron o perdieron?

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