La leyenda de la flor de cempasúchil

Ciudad de México 

Por Leonardo Resendiz 

Permite que la luz guíe tu camino 

Acercándose viene ya la temporada más popular en nuestro México, una tradición que es representativa de nuestro país, una tradición que honra a los seres queridos que han dejado este mundo, una festividad que tiene muchísimos años de antigüedad; si, hablamos del día de muertos en México. 

Y es que el día de muertos es una celebración que pone en lo más alto el nombre de México. Se cree que durante estos días, los espíritus de los difuntos regresan al mundo de los vivos para reunirse con sus familias. La mayoría de las familias crean ofrendas en sus hogares y en las tumbas de los difuntos, decorándolos con flores, velas, alimentos, fotografías y objetos personales que solían pertenecer a los seres queridos fallecidos.

En estas fechas las hay un color que deslumbra a todo el país porque lo puedes encontrar en todas partes, en ofrendas, panteones, tumbas, iglesias, calles de ciudad y de los pueblos, es un color que sabemos de donde proviene; es el color de la flor de cempasúchil o mejor conocida como la flor de los muertos. Su color no se parece al de ninguna otra flor. Su color vibrante representa el sol y la vida eterna, mientras que su uso en el Día de Muertos subraya la idea de que la muerte no es el final, sino parte de un ciclo natural y ayuda a iluminar el camino correcto de los muertos. 

¿Pero saben de donde viene el significado de la flor de cempasúchil?, existe una leyenda que nos cuenta su historia, una historia sobre una montaña, el sol, la guerra y un amor.

Hubo una vez, en los antiguos tiempos de México, una joven llamada Xóchitl. Ella era conocida en su pueblo por su belleza y gracia, ella tenía a un amigo llamado Huitzin, ambos niños se llevaban muy bien y crecieron juntos, con el paso del tiempo ambos crecieron y entre ellos fue naciendo un sentimiento muy fuerte de amor. 

Un día decidieron subir a una montaña por donde el sol salía y en la tarde se ocultaba, el Sol era el dios Tonatiuh quien después de un rato notó la presencia de Xóchitl y Huitzin, cuando vió su amor tan radiante se conmovió y con su rayos solares iluminó a los dos jóvenes enamorados, ellos al percatarse de esta situación voltearon sorprendidos de que el Dios del Sol los estuviera mirando, ellos sabían que eso era una señal de que su amor debía ser eterno y no renunciar el uno al otro, fue así como decidieron pedirle una bendición al dios Tonatiuh para que su amor continuara hasta el final de los tiempos. Pero el destino tiene una forma cruel de jugar con nosotros. 

Huitzilin tenía que partir a la guerra para proteger a su pueblo. Xóchitl, temiendo perderlo para siempre, le prometió esperarlo con lealtad y amor eterno. Antes de partir, Huitzilin le regaló a Xóchitl una flor especial: una hermosa cempasúchil de brillantes pétalos naranjas y amarillos. Le dijo que cada pétalo representaba un día que estaría lejos y que cuando todos los pétalos se cayeran, él regresaría.

Los días pasaron y Xóchitl esperó pacientemente, cuidando la flor con amor y esperanza. Con el tiempo, los pétalos comenzaron a caer uno a uno, y su esperanza se desvaneció. Finalmente, el último pétalo se desprendió, y Xóchitl, llena de tristeza, lloró sobre la flor.

En ese momento, ocurrió un milagro. De las lágrimas de Xóchitl nació una nueva flor de cempasúchil, más hermosa y radiante que la anterior. Esta flor especial se convirtió en un símbolo de amor eterno y la creencia de que el amor verdadero nunca muere, incluso más allá de la muerte. 

Desde entonces, la flor de cempasúchil se ha asociado con el Día de Muertos en México, recordando a las personas que el amor perdura más allá de la vida y que, al honrar a nuestros seres queridos fallecidos, mantenemos viva su memoria y su amor en nuestros corazones para siempre.

 

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